Este lunes el frio se hospedaba en mis huesos y veia este comienzo de semana tan duro como helado, el mediodia ya arrancaba y tocaba plegar velas para ponerse a buen recaudo.
Habiamos hecho los deberes y el fotingo diria solo el camino llevandonos aun la resaca del cansancio acumulado por las jornadas, y si comemos algo por ahi? Mi animo cambio, nunca viene mal un poco de relax ante una mesa. La duda era entre el inmortal guachinche o las socorridas pizzerias (ni de coña). Estando en La Esperanza vemos un cartel con un curioso nombre...El Espinazo!! Jo...otro mas igual a todos.
Craso error lectores, nada mas entrar una sonrisa nos motiva a sentirnos como en casa, Naza, directora de sala y angel terrenal que nos aporta esas ganas de sentirnos a gusto. Un restaurante este Espinazo que desborda ilusion, profesionalidad y un esmero fuera de si.
Despues de meternos unos churros de pescado que me dejaron con ganas de repetir aparecio esa mujer portando un arroz negro que rompia todos los sentidos, una velada inolvidable que me hizo conocer a un hombre con el alma de un niño cuando esta entre los fogones, Jose Carlos, si el arroz tiene amor, este hombre seria lo mas, aun veo el brillo de sus ojos feliz al cocinar para sus clientes.
Definitivamente encontre un RESTAURANTE con mayusculas, si quereis salir de la monotonia de los paladares entre un entorno magnifico recordad...EL ESPINAZO, km 12, carretera de la Esperanza...es otra cosa.
Habiamos hecho los deberes y el fotingo diria solo el camino llevandonos aun la resaca del cansancio acumulado por las jornadas, y si comemos algo por ahi? Mi animo cambio, nunca viene mal un poco de relax ante una mesa. La duda era entre el inmortal guachinche o las socorridas pizzerias (ni de coña). Estando en La Esperanza vemos un cartel con un curioso nombre...El Espinazo!! Jo...otro mas igual a todos.
Craso error lectores, nada mas entrar una sonrisa nos motiva a sentirnos como en casa, Naza, directora de sala y angel terrenal que nos aporta esas ganas de sentirnos a gusto. Un restaurante este Espinazo que desborda ilusion, profesionalidad y un esmero fuera de si.
Despues de meternos unos churros de pescado que me dejaron con ganas de repetir aparecio esa mujer portando un arroz negro que rompia todos los sentidos, una velada inolvidable que me hizo conocer a un hombre con el alma de un niño cuando esta entre los fogones, Jose Carlos, si el arroz tiene amor, este hombre seria lo mas, aun veo el brillo de sus ojos feliz al cocinar para sus clientes.
Definitivamente encontre un RESTAURANTE con mayusculas, si quereis salir de la monotonia de los paladares entre un entorno magnifico recordad...EL ESPINAZO, km 12, carretera de la Esperanza...es otra cosa.
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